La magia del Camino de Santiago

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Hacer el Camino de Santiago es algo mágico y, sin lugar a dudas, una experiencia única muy difícil de expresar con palabras.

– Yolanda

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Todo comienza con una llamada de mi amiga Belén.

Si alguien quiere conquistarme con un plan, nada mejor que me hable de un viaje que mi mente y mi corazón vuelan ya lejos y se ponen en marcha. Y es ahí donde decido no pensarlo mucho y organizar mi Camino de Santiago .

Con mi mochila a la espalda, caminando desde Sarria, doy mis primeros pasos con esa sensación en el estómago que te dice que algo importante está por llegar.

Y desde ese primer paso comienzan las decisiones, tal como en la vida: caminar solo o elegir acompañante; viajar ligero o con un montón de “por si acasos”; utilizar bastones en los momentos y etapas más duras, al igual que en la vida cuando decidimos si apoyarnos en personas (familia o amigos) para aligerar la carga.

Cada pieza y elemento que decides y usas es determinante en la evolución del camino, y el paralelismo con la vida continúa: al igual que las botas o playeras que eliges para andar influyen en tu energía y progreso, en la vida los valores, la formación, los aprendizajes… aquello que sustenta nuestro crecimiento como persona; si eres de  aquellos con la mente fija en la meta, te perderás los mil y un detalles que cada día y cada etapa te va regalando: túneles de árboles naturales, un mensaje en una piedra del camino, los robles en todos los colores del otoño, los eucaliptos y su olor, las berzas gallegas como plantas de un paisaje salvaje, el despertar del bosque a medida que se hace de día…

Qué importante es no perderse esos detalles y disfrutar del viaje sin pensar en llegar.

En mi Camino he podido desconectar de todo y dedicarle tiempo a lo verdaderamente importante, en pensar en todo eso que me preocupa o ronda mi mente, en mis ideas, y pensamientos, mientras caminaba fijándome en las indicaciones que me llevaban a mi destino.

He liberado mi mochila pasito a pasito, dejando atrás preocupaciones, tristezas, decepciones… km a km en los que he llorado, he liberado y limpiado, acercándome paso a paso lo que de verdad me mueve y conmueve, reencontrándome con mi yo más auténtico…hasta llegar a Santiago entre lágrimas mientras agradecía cuanto tengo y me rodea y dando la bienvenida a lo que esté por llegar.

He encontrado cuestas infinitas donde me sentía agotada, pero  con la mochila a la espalda al igual que en la vida, se trata de andar y andar para cumplir con las metas.

La vida a menudo nos pone barreras y piedras que nos hacen tropezar y caernos, y en cada uno de nosotros está aprender a levantarse poniendo mucha voluntad, decisión, amor propio, y mucho de nuestra parte para superar cada una de las etapas por uno mismo, ya que nadie va a apartar esas piedras por ti. Y así la vida nos enseña, y nosotros aprendemos, al igual que en el Camino, lo importante de superar las dificultades para seguir adelante.

Y en ese camino y las decisiones que pueden parecer pequeñas, es donde de repente te encuentras y te ves reflejada en tu día a día: si eres valiente, si te dejas llevar por la pereza o prefieres ponerte pronto en marcha para disfrutar una vez terminada la etapa del día, si no te importa adentrarte de noche en el bosque y confiar. Si cuando otros te dicen que no, tú mantienes fuerte tu empeño en seguir adelante y luchar por aquello que quieres con la certeza de que si no lo consigues, al menos lo has intentado con todo tu corazón.

La magia del Camino de Santiago reside en conectar con uno mismo y con la naturaleza, con esos paisajes que parecen sacados de una postal dejando a un lado las cosas materiales y superfluas, abriendo la mente a nuevos horizontes

Nuestro día a día  nos absorbe y no nos permite reflexionar sobre nosotros mismos. Es por ello que el Camino te invita a parar y tomar conciencia de tu vida. La soledad, la reflexión y solidaridad son sensaciones que permiten a todas las personas crear una conexión espiritual.

Para mí, hacer este año el camino ha supuesto adentrarme en un período de inmensos cambios en mi vida. Cambios que necesitaba entender, poner en contexto… y así las horas andando se transforman en terapias personales que dan lugar a reinventarse. Y es ahí donde entiendes frases como que “El Camino te cambia” y “El Camino te ayuda a encontrarte”. Porque el camino me ha permitido despojarme de todo, de buscar las respuestas que necesitaba a mis propias preguntas.

Sin duda alguna, el Camino es un recuperador de almas y fortalecedor de espíritus. Gracias Camino de Santiago por ayudarme tanto en este año, has superado mis expectativas y sin lugar a dudas has sanado mi corazón.