Superar miedos para ser libre
Esta es La Banda Sonora que he elegido para que la escuches mientras lees este artículo. La música forma parte de mi vida y quiero compartir contigo la experiencia combinada de sonido y palabras. Ponla, siente y comienza.
Todo lo que quieres está al otro lado del miedo.
– Jack Canfield
¿Por qué tememos algo? Comprender el origen de nuestros miedos es el primer paso para superarlos. Porque sentir miedo en sí no es algo malo; la sensación de miedo es el resultado de un mecanismo de autodefensa hacia algo que la mente considera como un peligro. Es un arma de autoprotección. El problema surge cuando el miedo se convierte en freno, en algo limitante hacia el crecimiento personal.
El miedo en sí está presente en todos nosotros, y, sin embargo, es diferente y único en cada persona. Lo que uno teme para otro puede ser incluso apetecible, o indiferente, incluso. Ser consciente de lo que nos causa esa aprensión es el primer paso para superarlo, aunque no el más difícil.
Dice la definición de la expresión “tirarse a la piscina” (en sentido figurado): “Decidirse a emprender una acción que nunca se ha hecho y que parece difícil o que es muy arriesgada.”
Para mí son cuatro palabras con una significación aún más extensa, pues el miedo a tirarme de cabeza al agua ha sido uno de esos largos temores, convertido en deseo frustrado, que ha convivido conmigo durante toda mi vida.
¡Con lo que adoro el mar!
Me encanta el mar por su belleza, por el sonido relajante que produce, por esa sensación de libertad al encontrase sumergido en sus aguas, por la nostalgia de los recuerdos de tantos veranos… Al mismo tiempo, siempre hubo una sensación de vértigo o, más bien, de falta de control, al enfrentarme a una situación que puede ser común y probablemente divertida para muchos: lanzarme al agua de cabeza.

Cada vez que las circunstancias lo pedían allí estaba, el señor miedo, estropeando ese relax vacacional para transformarlo en nerviosismo, sensación de torpeza, incapacidad, y contradicción de sensaciones.
Un verano de miedo

Creo que este verano ha sido para muchos un absoluto regalo a dos años de frenos y preocupaciones. En mi caso, mi planteamiento vacacional se salía de lo propio en mí; en lugar de planificar cada momento al detalle decidí improvisar. Y en ese estado de “dejarse llevar”, de confiar en la situación, de no repensar…es donde afronté mi miedo.
Y me lancé al agua de cabeza. E inmediatamente una parte de mí salió de su encarcelamiento. Me sentí libre. Me sentí mejorada. Aquel momento que en un pasado me había causado tanto desasosiego, se convirtió en un bello recuerdo. Y la preocupación se desvaneció para siempre.
Como emprendedora, puedo ver una similitud de este hecho anecdótico con el proceso de “dejarlo todo” por un sueño. O con la inquietud de no saber si podrás cumplir los objetivos de tu negocio, de si será exitoso. Emprender implica romper con creencias, superar retos, lidiar con posibles negativas, arriesgar…lanzarse a la piscina en muchos momentos ciertamente. Pero una vez dados los pasos, el miedo también se disipa, y sólo se escucha el rumor del oleaje y los aplausos de quienes están a tu lado, entre ellos, los tuyos.
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